El concepto de sustentabilidad que planteamos surge de la declaración de la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo de la cumbre de Río de 1992, en la que se incluyó tres objetivos básicos a cumplir:
- Ecológicos: Que representan el estado natural de los ecosistemas, los que no deben ser degradados sino mantener sus características principales, las cuales son esenciales para su supervivencia a largo plazo.
- Económicos: Debe promoverse una economía productiva auxiliada por el know-how de la infraestructura moderna, la que debe proporcionar los ingresos suficientes para garantizar la continuidad en el manejo sostenible de los recursos.
- Sociales: Los beneficios y costos deben distribuirse equitativamente entre los distintos grupos.
De esta manera, para que cualquier producto sea sustentable es necesario que sea un producto:
- CÍCLICO: es decir, biodegradable, o reciclable o reutilizable, que utilice energía renovable, que reduzca los desperdicios (requisito ambiental)
- RENTABLE: que exista una relación satisfactoria entre la inversión realizada y los ingresos que genera (requisito económico)
- SOCIAL: que auspicie prácticas de trabajo saludables para los trabajadores, que sea un producto ético (requisito social)
Vemos que en las intersecciones pueden ubicarse productos que se acerquen a la sustentabilidad, pero sólo aquéllos que contemplen los tres ámbitos la pueden lograr completamente.
Los productos sustentables entonces son aquellos que:
- Son totalmente compatibles con la naturaleza en todo su ciclo de vida
- Los materiales son realizados dentro de un ciclo continuo, la energía utilizada para fabricarlos no genera venenos persistentes en el agua o aire.
- Generan el suficiente flujo de dinero para asegurar su continuidad
- Contribuyen a mejorar las condiciones de vida de la sociedad o a no empeorarlas
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